Segunda novela que leo de Pedraza tras Paisaje con reptiles, octava que publica según los señores de Valdemar. Al igual que con la anterior, su lectura me ha dejado un tanto tibio: reconozco, por supuesto, calidad literaria suficiente que justifique su publicación (hoy que ya vuelve a ser casi imposible publicar -con la cantidad de mierda, por cierto, que publican las editoriales dominantes-), pero me parece desaprovechado. Tanto en Paisaje con reptiles como en Lucifer Circus echo en falta más mordiente, más giros de la trama que me dejen sorprendido y entusiasmado, finales más desconcertantes, más asombrosos, no tan previsibles... en definitiva, lo que se encuentra en casi cada relato de los verdaderamente grandes como Poe o Lovecraft.
Tal vez esté siendo injusto al comparar a Pedraza con esos dos gigantes, pero es que aprecio una calidad que sí podría ser comparable a otro de los grandes escritores de literatura fantástica en español como fue el uruguayo-argentino Horacio Quiroga; no me cabe duda de que la española podría sacar más de sí misma hasta dejar narraciones casi impecables.
Al margen de mis preferencias, siempre subjetivas, por tanto relativas, Pilar Pedraza parece tener un gusto un tanto morboso en la temática. No es propiamente dicho literatura de terror, ni siquiera totalmente fantástica, sí se podría incluir en la llamada "literatura gótica" que, a pesar de que en el mundo anglosajón tiene unas características muy definidas, en nuestras literaturas se ha convertido en un cajón de sastre en el que cabe todo lo difícilmente clasificable. La autora en cuestión tiene, claramente, un gusto morboso por lo anormal, lo diferente, lo que se sale de lo cotidiano en esta mediocre sociedad, pero sin llegar a lo inverosímil de lo que se ocupaba, por ejemplo, el arriba citado escritor de Providence.
Esta novela, como su nombre indica, refleja a una "troupe" de gente del circo: el andrógino, la mujer barbuda, el domador de elefantes, los animales más extraños como el llamado "ligre" (híbrido entre león y tigre), etcétera. Son todos, incluso los más "normales", verdaderos frikis de nuestra sociedad, pero no verdaderos monstruos, son, simplemente, los márgenes de la normalidad, gentes que no se encuentran en la media absoluta en todos los parámetros como nos encontramos los demás.
La presentación de Valdemar, en su colección El Club Diógenes es, una vez más, una gozada para todos aquellos que disfrutamos de los libros como un verdadero fetiche: encuadernación en cartoné, papel de buena calidad... un libro que nos puede acompañar décadas en nuestras ominosas existencias.
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