miércoles, 1 de julio de 2015

Sobre la presunta inferioridad literaria de la ciencia ficción.

 También en el ámbito cultural, la independencia de criterio diferencia al sabio que marca su propio camino del papanatas que solo quiere formar parte del rebaño, ser uno más y recibir la mísera escudilla con bazofia al final del día. En literatura, bien es sabido, también existe la famosa "casta" de la que tanto se habla estos días, es decir, gente biempensante que reparte carnés de creador literario serio. Tal canalla se suele esconder en mullidos sillones de reales academias, pero también bajo más humildes cátedras y "titulillos" varios (vanitas vanitatis et omnia vanitas), eso sí, su pomposidad y afectación es común. Así, uno de los subgéneros que desde siempre sufrió el sambenito de "literatura de segunda" fue la ciencia ficción. Bien, no soy un erudito en la materia, pero sí tengo conocimientos necesarios como para afirmar (como era de esperar, por otra parte) que en la ciencia ficción hay literatura tan excelente como aquella que puebla justamente el Parnaso de los grandes, pero también hay verdadera basura, tengo el honor y la desgracia, respectivamente, de haber catado ambos. Además en defensa de la ciencia ficción, diré que en muchas ocasiones, esta ha sido un recurso utilizado para decir cosas que de otra manera nunca se hubiera podido decir, especialmente en situaciones históricas de falta de libertad; el hecho, precisamente de que la ciencia ficción sea poco apreciada hace que el censor no se cebe en ella. Hace poco leí un prólogo escrito por Úrsula K. Le Guin, gran representante moderna de este subgénero pero que también cultiva la poesía y la narrativa infantil. Lo que la autora ponía en negro sobre blanco me parece lo suficientemente conciso y apropiado como para ponerlo a continuación:

 La ciencia ficción se presta a subvertir cualquier statu quo mediante la imaginación. Burócratas y políticos, que no pueden permitirse cultivar la imaginación, tienden a asumir que todo son pistolas de rayos y tonterías graciosas para los críos.

                                     Úrsula K. Le Guin

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.