Un año más, la feria del libro antiguo y de ocasión de Castilla y León. Van veintisiete, que no son muchas, teniendo en cuenta que en esta ciudad ha habido ferias de libro desde tiempo inmemorial.
Como siempre, el mejor lugar posible: el Paseo central del Campo Grande y en una época, primavera, que parece idónea para pasear entre casetas. Las casetas no son muchas (veintiuna) pero están las más importantes de la ciudad y del resto de la comunidad, además de alguna de fuera.
Tengo sentimientos encontrados con estas ferias, por un lado siempre voy y normalmente compro algo (hoy, un par de novelas de Mundodisco de Pratchett) y por otro lado siento una terrible pena al ver libros que son mercadeados como fardos. Pienso en sus antiguos dueños, muchos fallecidos, otros indiferentes ante el futuro del libro... Me parece triste porque no concibo una casa sin libros, por muy viejos que estén y poco que nos interesen. Yo, que me crié en una casa prácticamente despoblada de libros y que, tal vez en parte por ello, tengo más de dos mil ejemplares en la mía, siento nostalgia al ver libros fuera de una estantería, la imagen que más me hace sentir "en casa".
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