Algún que otro autor es capaz de dominar simultánea y magistralmente narrativa, poesía, e incluso ensayo y teatro, pero, obviamente, lo normal es destacar en algún género concreto e incluso en un subgénero en particular. En el caso de Lovecraft nadie duda de que es un narrador especializado en relato, relato fantástico, claro. Publicó una sola novela (novela breve, además), En las montañas de la locura; en el plano ensayístico tiene mucha obra (sobre todo si se incluye la literatura epistolar); y, recogido ahora en este pequeño volumen editado por Valdemar, también poesía. Habría que hacer notar que Lovecraft publicó principalmente en las llamadas revistas pulp, que no publicaban más que relatos (de hecho, parece que En las montañas de la locura fue rechazada por los editores de esas revistas por su longitud), lo cual hace pensar que el afán de darse a conocer y publicar pudo llevarle a acortar sus historias. En fin, eso queda ya para los críticos literarios que, a más de ochenta años de su muerte, descubren que su narrativa ha influenciado a miles de escritores de las últimas décadas y marcado igualmente de forma indeleble el cine fantástico.
Tras el prólogo biográfico firmado por "los editores" que se centra de forma bastante extensa pero quizá estereotipada (o no, vaya usted a saber) en las inadaptaciones del bueno de Lovecraft así como su alejamiento de la vida social para centrarse en la literaria (como lector y como escritor) se divide en dos bloques los poemas, más por razones de traducción que otra cosa. Por cierto, ya que hablo de los traductores, para ser respetuoso, los nombro: Juan Antonio Santos y Sonia Tribaldos. Su labor ha sido francamente memorable. Ya se sabe: traducir poesía es una de las tareas más complejas que existen, y nunca se acaba de acertar plenamente. Los traductores de la poesía lovecraftiana optan por la temática en detrimento de la forma, es decir, obvian la rima consonante para centrarse en el argumento del poema, pero también en un léxico típicamente lovecraftiano. Diré incluso que, al menos en los traducidos por Santos, hay algunos poemas que tienen un léxico más lovecraftiano en español que en inglés. Eso sí, la rima se va al garete. Esto, que es inevitable, es lamentable, pues el anacronismo literario de Lovecraft lo lleva a escribir sonetos (concretamente sonetos isabelinos, es decir, los formados por tres serventesios y un pareado) en pleno siglo XX. Raro y arcaico, pero más rara y arcaica que la literatura de Lovecraft...
Para acabar incluyo un par de poemas, uno escrito a la edad de doce años ¡¡¡!!! y otro referido a uno de sus grandes referentes literarios.
To Pan
Seated in a woodland glen
By a shallow reedy stream
Once I fell a-mushing, when
I was lull'd into a dream.
From the brook a shape arose
Half a man and half a goat,
Hoofs it had instead ot toes
And a beard adorn'd its throat.
On a set of rustic reeds
Sweetly play'd this hybrid man
Naught car'd I for earthly needs,
For I knew that this was Pan.
Nymphs and Satyrs gather'd round
To enhoy the lively sound.
All too soon I woke in pain
And return'd to haunts of men
But in rural vales I'd fain
Live and hear Pan's pipes again.
September 1902
Where Once Poe Walked
Eternal brood the shadows on this ground,
Dreaming of centuries that have gone before;
Great elms rise solemnly by slab and mound,
Arch'd high above a hidden world of yore.
Round all the scene a light of memory plays,
And dead leaves whisper of departed days,
Longing for sights and sounds that are no more.
Lonely and sad, a specter glides along
Aisles where of old his living footsteps fell;
No common glance discerns him, though his song
Peals down through time with a mysterious spell.
Only the few who sorcery's secret know,
Espy amidst these tombs the shade of Poe.
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