Trigésimo cuarta novela del Mundodisco, ese mundo tan diferente del nuestro pero que, a la vez, es tan parecido. Ahora Pratchett toca el llamado "arco argumental" de la Guardia de Ankh-Morpork. Así que los conocidos personajes de la misma están presentes: Sam Vimes, su comandante, ahora ennoblecido por vía conyugal, pero anhelando su vida de policía a pie; el insobornable y siempre recto capitán Zanahoria, un enano que mide metro noventa; la sargento Angua, una mujer-lobo con problemas de inseguridad femenina debido a la llegada de una competidora, la guardia interina Sally, una vampira; el cabo Nobbs, un tipo que tiene que demostrar documentalmente su pertenencia a la especie humana; amén de varios trolls y enanos que también forman parte de la abigarrada policía de la ciudad que trata de mantener a duras penas la paz en la misma. Lo de que haya enanos y trolls en la guardia no es tema irrelevante, pues ¡Zas! es una novela sobre el racismo, sobre la segregación racial, sobre la estupidez de seguir supuestos libros sagrados que buscan enfrentar a la gente, sobre los nefastos líderes que promueven la guerra y de la inacción de los "buenos" que las permiten.
Porque, claro, las novelas de Terry Pratchett, especialmente las de la saga del Mundodisco se supone que son para lectores jóvenes, pero puedo asegurar que si los adultos maduros e inteligentes (¿he conocido alguna vez a alguno?) leyeran e interiorizaran los temas que trata el inglés, no existirían guerras, ni violencias, ni diferencias ni ninguna de las plagas que han asolado, asolan y asolarán a la sociedad creada por el insecto humano.
Argumento de ¡Zas!: en la ciudad de Ankh-Morpork la situación está tensa; los enanos y los trolls, enemigos acérrimos desde la más remota antigüedad, parecen estar preparando otra guerra. Un líder enano, Chafajamones, predica la vuelta al belicoso pasado para liberarse de la supuesta opresión de los trolls; cuando el tal Chafajamones aparece asesinado, aparentemente aplastado por la enorme porra de un troll, parece que la guerra es inevitable. Es ahora cuando las dos comunidades recuerdan sus respectivos libros sagrados (una mera litografía, en el caso de los trolls) que rememoran la honorable Batalla del Valle del Koom, en la que supuestamente unos vencieron a los otros (la diferencia, según el libro sagrado es quién ganó y quién perdió). Ante la cercanía del conflicto, los miembros de la Guardia se han de encargar de apaciguar los ánimos. Así, los chicos comandados por Vimes han de buscar pistas que esclarezcan el asesinato del enano Chafajamones y cuatro de sus acólitos; pistas que, inicialmente no cabe duda de que apuntan a los trolls, pero que parece que han podido ser falseadas. Para ello se apoyarán en los líderes más moderados de ambas comunidades, los que quieren vivir en paz y respetarse aunque se sea tan diferente como son los enanos y los trolls.
Así que, como antes decía, es una novela sobre la estupidez humana (aunque Pratchett nos cambie de especie, los comportamientos son típicamente humanos). Esa tendencia peligrosísima a encuadrarnos en grupos sociales (nacionales, políticos, étnicos, religiosos, culturales...) para ver la más mínima diferencia que justifique una guerra, obviando así la enorme cantidad de cosas que nos asemejan y que permitirían una convivencia pacífica.
Finalmente, en ¡Zas!, se acaba descubriendo que la gloriosa y heroica Batalla del Valle de Koom (referencia bélica de ambos pueblos) no tuvo lugar, sino que fue un accidente natural en el que, al contrario de cómo se narra, los enanos y los trolls se ayudaron mutuamente, aunque todos perecieron al fin. La inteligencia del comandante Vimes, con sus firmezas y sus lasitudes necesarias, conseguirá calmar las aguas.
La novela fue publicada por primera vez en 2005, terrible época en la que se sucedían en todo el Mundo temibles ataques terroristas de base islámica (Nueva York, 2001; Madrid, 2004; Londres, 2005...), así que la superación del odio y la búsqueda de una paz social duradera parecía un objetivo deseable pero inalcanzable. Así, la reflexión de Pratchett en esta novela no es baladí: todo está en nuestras cabezas, la realidad no es única, sino interpretable y diversa en función de quién la analice; por supuesto que hay motivos para matarnos los unos a los otros como venimos haciendo desde el principio de los tiempos, pero hay muchos más motivos para poder convivir en paz y armonía. Todo acaba siendo cuestión de respeto, empatía y autocrítica, virtudes que, desgraciadamente, escasean en las cabezas humanas.
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