Una vez que la feria del libro recuperó la situación más céntrica y comercial (la de la Plaza Mayor en lugar de la Acera de Recoletos) este evento se convirtió en una atracción de masas, algo que siempre es esperanzador de ver cuando se refiere a un evento cultural. Cabrá decir que hay "eventos culturales" masivos de siempre: conciertos que llenan estadios de fútbol, retransmisiones por televisión o internet de obras de teatro... pero siempre gusta ver multitudes que se acercan a ver con qué libro disfrutar, siendo la lectura un hábito tan pacífico y recomendable, tan impropio (desgraciadamente) del carácter patrio. Ya sé que las ferias de libro no son sino inmensos escaparates en los que la "patronal de la lectura", es decir las editoriales y, en menor medida, las librerías aprovechan para vender libros como quien vende chorizos... que todo acaba siendo una cuestión de negocio, vaya.
Y, sí, los "bestsellers" se venden como rosquillas, pero uno, en su bendita inocencia, quiere creer que alguien habrá que busque literatura de calidad, no "literatura de moda". Brindo, en todo caso, por la celebración de estas ferias que acercan la lectura de forma más asequible si cabe al público general.
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