domingo, 8 de septiembre de 2024

"La analfabeta que era un genio de los números", de Jonas Jonasson.

  Cuarta novela que leo del autor de superventas sueco (aunque sea la segunda publicada en orden cronológico), muy parecida a las otras tanto en forma como en argumento. Pero es que, supongo, cuando un periodista y empresario de medios de comunicación decide publicar algo de lo que escribió en el pasado y tiene el rotundo éxito mundial que tuvo con su El abuelo que saltó por la ventana y se largó no tiene mucho sentido cambiar las formas. Ésta en concreto es igual de disparatada, azarosa, irónica, sarcástica y bienhumorada que las anteriores, demostrando que cualquier situación vital, por penosa que sea, puede enfocarse con positividad para no quedarse encallado definitivamente. En ese sentido, leer a Jonasson es un ejercicio de liberación y superación de complejos; en otro sentido, más formalista o académico, leer a Jonasson es simple entretenimiento, sin más aspiraciones. Cada cual enfoque su lectura como quiera.
 El autor sueco narra la vida de una limpiadora de letrinas de Soweto, Nombeko Miyaki, que, a pesar de no tener educación formal alguna, tiene gran aptitud por las ciencias, ganas de aprender y una cabeza muy bien amueblada. Esas características, combinadas con un mucho de buena suerte, la pondrán en contacto con el fracasado proyecto nuclear sudafricano y el servicio de inteligencia israelí que controla el proceso para acabar saliendo de África y recalar en un país tan poco prono a las armas nucleares como Suecia, donde, a pesar de todo, contactará sin querer con  las dos únicas personas que tienen tanta animadversión a la monarquía del país escandinavo y al establishment político como para querer detonar una bomba atómica en su país. Y así,  como sin quererlo, acaba una bomba nuclear de tres megatones en un desvencijado camión robado rodando por las pacíficas carreteras suecas. Finalmente, claro, no explosiona nada; para más inri de los anarquistas, el propio rey sueco y su primer ministro acaban por reconducir personalmente la situación, llegando a tener una relación de amistad con la huérfana sudafricana.
 Como en otras novelas, Jonasson, a pesar de lo surrealista del argumento, hila una trama relativamente fiel a la historia reciente de los distintos países, tanto Sudáfrica como Suecia, con personajes reales de los mismos, como Nelson Mandela, el rey Carlos Gustavo de Suecia o el primer ministro Fredrik Reinfeldt. Es interesante, porque esto aporta una cierta verosimilitud a una narración inverosímil, lo cual nos recuerda lo fácil que cualquier situación sesudamente reflexionada toma un derrotero inesperado por puro azar.
 Una lectura fresca y rápida, sin complicaciones, ideal para un verano agonizante.

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