jueves, 12 de septiembre de 2024

"La ópera de cuatro cuartos", de Bertolt Brecht.

  Tengo que decir que, aunque reconozco su papel innovador en la dramaturgia, considero que Bertolt Brecht está sobrevalorado. Es verdad que supuso un enfoque nuevo al teatro del siglo XX, que influyó sobre muchos dramaturgos contemporáneos... pero de ahí a decir que es el inventor del Teatro dialéctico o que antes de él no había teatro social o crítico... En fin. Tanto se ha elogiado a Brecht, que cuando uno lee sus obras espera tan alta calidad que fácilmente se siente uno defraudado. Así, Brecht ha pasado a la historia como "azote del poder", "agitador de conciencias", "revulsivo social"... Y, hombre, hay que reconocer que sus obras no son de mero entretenimiento (que también hace falta que las haya, ¡eh!), pero, vamos... El caso es que La ópera de cuatro cuartos cae en este cajón de sastre del Teatro dialéctico o épico que en tono de acerba crítica social pone en solfa la hipocresía dominante.
 La acción tiene lugar en el Londres victoriano, concretamente en los días de la Coronación de esa poderosa monarca. Todos los personajes forman parte de un lumpemproletariado pero con jerarquización y autoritarismo entre ellos. Está el jefe de los mendigos, Peachum, serio y vanidoso con su empresa que contrata personas con amputaciones para mendigar en las principales calles comerciales de la capital inglesa. Su actividad empresarial le reporta poder y prestigio social entre los suyos, siendo un personaje temido y odiado. Su hija, Polly, va a casar con Mackie Cuchillo, líder de bandidos. La boda se celebra con muebles robados y gran asistencia de toda la delincuencia local, aprovechando que la policía está ocupada con la Coronación de la reina; el jefe de policía, de hecho, está invitado a la boda. Peachum no consiente la boda de su hija con el criminal, por lo que convence al jefe de policía para que lo detenga con cualquier excusa. Se produce la detención de Mackie Cuchillo y su traslado a la prisión de Old Bailey, de la cual escapará con ayuda de carceleros corruptos y del gremio de prostitutas. Ellas lo protegerán hasta que vuelva a ser apresado y, ya sin dilación, condenado a la horca. Pero finalmente, cuando está a punto de ser ajusticiado, llega una orden real de la nueva monarca que no sólo lo libra de la pena capital, sino que además lo nombra barón y le otorga una renta vitalicia además de la posesión de un castillo.
 Evidentemente, Brecht está creando una sociedad paralela a la de la "gente bien", equipara los  honores sociales de los reyes con los de criminales, prostitutas y mendigos, criticando así la sociedad humana y sus burdas hipocresías. 
 Por otro lado, La ópera de cuatro cuartos nació como una suerte de obra musical, pues tiene varias canciones en cada uno de sus tres actos. Parece ser que Brecht tenía previsto que el insigne compositor y amigo suyo, Kurt Weill, compusiera la música que las había de acompañar.
 En fin, leída en 2024, esta obra no es tan rompedora como supongo que lo fue en 1928. Se reconoce la crítica sociopolítica, evidentemente, pero resulta un tanto ingenua.

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