Manuscrito encontrado en Zaragoza tiene dos partes. Según parece, la primera fue publicada en 1804 y la segunda en 1813, pero, además, hay varias ediciones que difieren notabilísimamente en la extensión, algunas de las cuales tiene hasta sesenta y seis jornadas y otras (como la de Alianza Editorial que he leído) no llega a las veinte. Parece ser, incluso, que en 2002 se publicó una nueva edición con textos descubiertos a principios de este siglo ¡¡¡¡!!! En fin, cualquier cosa. Ya se sabe el afán de los editores por trocear, descuartizar, ampliar o deformar un texto para hacerlo más vendible. Puede ser cualquier cosa... y a mí, como lector, me trae sin cuidado. Eso sí, como lector también, noto unas diferencias en calidad prosística entre la primera y la segunda parte de la publicación de Alianza. No es que la primera parte (más o menos, dos tercios de la novela) esté mal escrita, es que, llanamente dicho, es simplona a no más poder. Por simplona quiero decir predecible, sin mordiente, que no tiene los giros que uno espera en una novela romántica (del Romanticismo literario, claro, no de Corín Tellado) sino que es plana e incluso un pelín tediosa. La segunda parte, sin embargo, aun con la misma temática y estructura formal que la primera, es mucho más enrevesada, en absoluto predecible, tiene más jugo, más mordiente... Puede ser, siendo bien pensado, que esa década escasa que pasó entre la publicación de sendas partes el autor mejorara notablemente su capacidad de poner en negro sobre blanco historias semejantes. ¡Por qué no, es perfectamente factible! O Dios sabe que tejemanejes haya habido entre medias, porque, francamente, da la impresión de que fueron dos autores distintos los que escribieron esta novela (siendo, esta vez, malpensado).
sábado, 26 de septiembre de 2020
Cambios en la prosa de Jan Potocki.
Manuscrito encontrado en Zaragoza tiene dos partes. Según parece, la primera fue publicada en 1804 y la segunda en 1813, pero, además, hay varias ediciones que difieren notabilísimamente en la extensión, algunas de las cuales tiene hasta sesenta y seis jornadas y otras (como la de Alianza Editorial que he leído) no llega a las veinte. Parece ser, incluso, que en 2002 se publicó una nueva edición con textos descubiertos a principios de este siglo ¡¡¡¡!!! En fin, cualquier cosa. Ya se sabe el afán de los editores por trocear, descuartizar, ampliar o deformar un texto para hacerlo más vendible. Puede ser cualquier cosa... y a mí, como lector, me trae sin cuidado. Eso sí, como lector también, noto unas diferencias en calidad prosística entre la primera y la segunda parte de la publicación de Alianza. No es que la primera parte (más o menos, dos tercios de la novela) esté mal escrita, es que, llanamente dicho, es simplona a no más poder. Por simplona quiero decir predecible, sin mordiente, que no tiene los giros que uno espera en una novela romántica (del Romanticismo literario, claro, no de Corín Tellado) sino que es plana e incluso un pelín tediosa. La segunda parte, sin embargo, aun con la misma temática y estructura formal que la primera, es mucho más enrevesada, en absoluto predecible, tiene más jugo, más mordiente... Puede ser, siendo bien pensado, que esa década escasa que pasó entre la publicación de sendas partes el autor mejorara notablemente su capacidad de poner en negro sobre blanco historias semejantes. ¡Por qué no, es perfectamente factible! O Dios sabe que tejemanejes haya habido entre medias, porque, francamente, da la impresión de que fueron dos autores distintos los que escribieron esta novela (siendo, esta vez, malpensado).
martes, 22 de septiembre de 2020
"Manuscrito encontrado en Zaragoza", por Jan Potocki.
Encuentro que la novela ha debido envejecer mal, con el cambio de gusto del lector medio, que tanto difiere entre el del siglo XIX y el XXI, a diferencia de otros autores de aquel siglo (Dickens y todos los llamados "victorianos", por ejemplo) que siguen siendo leídos con mayor profusión. Con todo, la novela es entretenida y curiosa, quizá la ambientación en nuestro país distraiga algo (o lo centre, según cada lector).
miércoles, 16 de septiembre de 2020
"El cosmos largo", por Terry Pratchett y Stephen Baxter.
lunes, 14 de septiembre de 2020
"Não tenhas nada nas mãos…", Ricardo Reis (Fernando Pessoa).
Não tenhas nada nas mãos
Nem uma memória na alma,
Que quando te puserem
Nas mãos o óbolo último,
Ao abrirem-te as mãos
Nada te cairá.
Que trono te querem dar
Que Átropos to não tire?
Que louros que não fanem
Nos arbítrios de Minos?
Que horas que te não tornem
Da estatura da sombra
Que serás quando fores
Na noite e ao fim da estrada.
Colhe as flores mas larga-as,
Das mãos mal as olhaste.
Senta-te ao sol. Abdica
E sê rei de ti próprio.
No tengas nada en las manos
ni una memoria en el alma,
que cuando un día en tus manos
pongan el óbolo último,
cuando las manos te abran
nada te caiga de ellas.
¿Qué trono te quieren dar
que Atropos no te quite?
¿Qué laurel que no se mustie
en los arbitrios de Minos?
¿Qué horas que no te conviertan
en la estatura de sombra
que serás cuando de noche,
estés al fin del camino?
Coge las flores, mas déjalas
caer, apenas miradas.
Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.
viernes, 11 de septiembre de 2020
"Ha llegado el águila", por Jack Higgins.
Tengo claro que las bibliotecas públicas son los centros culturales más importantes que tiene cualquier población; mucho más que los teatros, auditorios y cines. Desgraciadamente, la mayor parte de mis conciudadanos tiene la opinión contraria. Desgraciadamente, o no... En fin, al margen de la estulticia generalizada de la sociedad, una biblioteca pública bien surtida es una bendición del cielo, un refugio ante la mediocridad, un oasis en el desierto... Los cines, teatros y auditorios son necesarios, nuestra vida (al menos, la mía) sería más pobre y gris sin ellos, pero las bibliotecas son el oxígeno que respiro. Suelto esta cursilada para decir que, además de ser imprescindibles, las bibliotecas públicas permiten leer libros que, bien porque están descatalogados y no se encuentren de segunda mano, bien porque no interese comprarlos, se encuentran allí con total normalidad, esperando ser rescatados del estante. Este último caso es el de la novela que leo ahora: una novela fuera de mi, digamos, "tipo habitual de lectura" y que, aun en edición de bolsillo, no compraría; no tanto por los quince o veinte euros que me iba a costar sino porque no me parece que fuera a tener calidad suficiente como para formar parte de mi biblioteca personal (uno todavía tiene la estúpida pretensión de formar una biblioteca contundente -voy por los mil quinientos ejemplares- que legar a mis hijos). Bueno, es esta novela:
Y aquí recupero lo que decía al principio: no me gastaría los quince o veinte euros que me pedirían los de Grijalbo Mondadori (grupo Penguin Random House) porque no quiero guardar el libro ni que forme parte de mi biblioteca, pero ¿leerlo? Sí, leerlo sí, ¿por qué no? Desde luego no es mi lectura habitual, pero, hasta lo que he leído, la novela está bien pergeñada, los personajes son redondos y sin incongruencias, y la calidad prosística más que aceptable (frases relativamente cortas, predomina la narración sobre la descripción, no muy adjetivada... lo que algunos llaman estilo periodístico, pero sin errores claros).
Esta novela fue un superventas en su época (allá por 1975), quizás una época en la que se habían enfriado ya la indignación popular (nunca suficiente, si lo fuera no habría guerras) de la Segunda Guerra Mundial, y la gente buscaba algo que enganchara para leer sin hacerse preguntas morales.
miércoles, 2 de septiembre de 2020
"Reading Window", by Grant Snider. (www.incidentalcomics.com).
"El lunes empieza el sábado", por Arkadi y Boris Strugatski.
Tercera novela de los hermanos Strugatski que leo, tras Picnic extraterrestre y Mil millones de años hasta el fin del mundo. La novela actual es mucho más parecida a ésta que a aquélla; sobre todo por el humor surrealista que destila de principio a fin. El protagonista es un programador, Alexandr Priválov, que recoge en su coche a dos autoestopistas en la península de Karelia que resultan ser científicos buscando precisamente un programador. El tipo se queda en una casa que resulta que no es una casa sino un museo, en el que hay un sofá que en realidad es una traductor simultáneo (funcionario, claro), allí trabaja con compañeros que están autorizados a trabajar a título póstumo, fantasmas de todo tipo (entre ellos, Merlín) que también son funcionarios, claro... En fin, una fauna absolutamente inverosímil, tan inverosímiles como eran los hermanos Strugatski.
Salmo 73. El enigma de la felicidad de los malvados.
1 Salmo de Asaf. ¡Qué bueno es Dios para el justo, | Dios para los limpios de corazón! 2 Pero yo por poco doy un mal paso, | casi resbalaron mis pisadas: 3 porque envidiaba a los perversos, | viendo prosperar a los malvados. 4 Para ellos no hay sinsabores, | están sanos y orondos; 5 no pasan las fatigas humanas, | ni sufren como los demás. 6 Por eso su collar es el orgullo, | y los cubre un vestido de violencia; 7 de las carnes les rezuma la maldad, | el corazón les rebosa de malas ideas. 8 Insultan y hablan mal, | y desde lo alto amenazan con la opresión. 9 Su boca se atreve con el cielo. | Y su lengua recorre la tierra. 10 Por eso se sientan en lo alto | y las aguas no los alcanzan. 11 Ellos dicen: «¿Es que Dios lo va a saber, | se va a enterar el Altísimo?». 12 Así son los malvados: | siempre seguros, acumulan riquezas. 13 Y dije: ¿para qué he limpiado yo mi corazón | y he lavado en la inocencia mis manos? 14 ¿Para qué aguanto yo todo el día | y me corrijo cada mañana? 15 Si yo dijera: «Voy a hablar con ellos», | renegaría de la estirpe de tus hijos. 16 Meditaba yo para entenderlo, | porque me resultaba muy difícil. 17 Hasta que entré en el santuario de Dios, | y comprendí el destino de ellos. 18 Es verdad: los pones en el resbaladero, | los precipitas en la ruina. 19 En un momento causan horror, | y acaban consumidos de espanto. 20 Como un sueño al despertar, Señor, | al despertarte desprecias sus sombras. 21 Cuando mi corazón se agriaba | y me punzaba mi interior, 22 yo era un necio y un ignorante, | yo era un animal ante ti. 23 Pero yo siempre estaré contigo, | tú agarrarás mi mano derecha; 24 me guías según tus planes, | y después me recibirás en la gloria. 25 ¿No te tengo a ti en el cielo? | Y contigo, ¿qué me importa la tierra? 26 Se consumen mi corazón y mi carne; | pero Dios es la roca de mi corazón y mi lote perpetuo. 27 Sí: los que se alejan de ti se pierden; | tú destruyes a los que te son infieles. 28 Para mí lo bueno es estar junto a Dios, | hacer del Señor Dios mi refugio, | y contar todas tus acciones | en las puertas de Sión.
lunes, 31 de agosto de 2020
Conclusiones tras leer "La bendición de la tierra", de Knut Hamsun.
A veces se confunde uno cuando lee a un autor. Las referencias a las que se acude no son siempre las mejores; frecuentemente las editoriales han tergiversado todo, especialmente si el autor ha pasado a mejor vida hace décadas y, por alguna razón, es o ha sido controvertido. Esto me pasó con Hamsun, y lo siento....
jueves, 27 de agosto de 2020
"La bendición de la tierra", de Knut Hamsun.
Quinta novela del Premio Nobel de 1920 que leo. El mismo estilo realista que en las anteriores; rápida prosa, poco adjetivada, descripciones sencillas pero bien pergeñadas, pocos diálogos... Tal vez, el mayor cambio venga del tipo de personajes (en eso coincido con la contraportada de la edición de Bruguera que dice: "es una respuesta a quienes censuraban a Hamsun por retratar personajes moralmente perdidos o pusilánimes"). En El círculo se ha cerrado, por ejemplo, el personaje principal, Brodersen, es un tipo que no hace nada por sobrevivir, simplemente se deja ayudar por sus coetáneos y la suerte que lo mantiene alentando. Ahora, los personajes son fuertes, decididos, tesoneros, aunque tercos y poco sensibles. En La bendición de la tierra, tanto Isak como Inger, personajes centrales, forman una pareja cuasi pétrea de lo inasequibles al desaliento como son. Contra viento y marea, sin ayuda alguna, construyen su hogar en la dura tierra noruega y, año tras año, van prosperando lentamente sin descansar un solo día. La descripción efectiva de Hamsun, parca en adjetivos pero muy certera y la propia dureza de lo narrado, crea la sensación de estar leyendo un pasaje del Génesis, una historia veterotestamentaria que hace de Isak e Inger dos personajes arquetípicos no muy alejados de Adán y Eva.