Puede que uno de los grandes autores rusos más incomprendidos. Nabokov participa de alguna de las características más notables de los archiconocidos autores rusos, Tolstoi, Dostoievsky, Pushkin, Goncharov... principalmente en la prosa prolija en adjetivos, con frases largas, que provoca una prosodia muy lenta, demasiado lenta, quizá, para nuestros apresurados días; sin embargo a aquel no se le incluirá en el Parnaso literario en el que habitan estos, ¿por qué? Porque su obra más famosa, Lolita, ha sido tomada injustamente por las masas como una obra ligera, de carácter erótico, que narra las vicisitudes románticas de un maduro caballero seducido por una adolescente.
Ese juicio de Lolita es simplista y superficial, pero es que, además, envía directo a su autor a la supuesta "literatura comercial de entretenimiento", algo que, una vez más, es profundamente injusto. Vladimir Nabokov es, al contrario de lo que se piensa, un gran autor, con una técnica depuradísima que ya quisieran para sí la mayor parte de los "productores de best-sellers" que llamamos hoy en día escritores de éxito.
La defensa es una gran novela, con esas frases largas y profusas en adjetivación que antes mencionaba, pero además con una descripción psicológica de los personajes muy detallada pero que se hace sutilmente, sin los manidos métodos habituales; es una narración sin casi diálogos, lo que evidencia la capacidad narrativa de Nabokov que es capaz de mantener el hilo argumental y la curiosidad del lector sin recurrir a ellos.
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