Si tuviera que elegir una obra narrativa que haya marcado el paso de mi adolescencia a la juventud probablemente citaría la trilogía de Los gozos y las sombras, tanto por la intensidad y las veces que la leí como por la sensación de identificación que sentía con el personaje principal -Carlos Deza-. Lo curioso es que apenas he leído más de Torrente Ballester, solo y ya en mi tardía juventud La saga/fuga de J. B. y Filomeno a mi pesar. En realidad no sé por qué no indagué más en la obra del escritor ferrolano-salmantino como sí hice con otros como Delibes o Cela. Lo cierto es que comienzo con otro "grueso volumen" de aquel autor: Off-side.
De primeras, apenas llevo medio centenar de páginas, me ha sorprendido el cambio de registro social: de la cambiante pero "blanca" (en el sentido de "respetable") sociedad de Pueblanueva a un Madrid canalla con putas, homosexuales y chaperos. Las formas también cambian: la predominancia de la narración en Los gozos y las sombras se sustituye ahora por una técnica descriptiva muy marcada.
Off-side se publica en 1969, con un autor ya consagrado por la susodicha trilogía y disfrutando, según reza en las guardas del libro, de una beca de la Fundación Juan March, es, por ello, sorprendente el "atrevimiento" del autor por mostrar sin tapujos lo que todo el mundo sabe que ha existido, existe y existirá en este bendito país que en aquellos años, como todos sabemos, era la "reserva espiritual de Occidente".
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