Me resulta difícil permanecer indiferente a cualquier película basada en autores o temas literarios, pero cuando atañen a la llamada "Literatura victoriana" ya si que no dudo. Es el caso de The Invisible Woman, dirigida y protagonizada por Ralph Fiennes, basada en la novela de Claire Tomalin.
Vaya por delante la admiración que siento por la gran producción que supone la película, ignoro cual fue su presupuesto que estimo alto, pues la fotografía, el atrezo y la caracterización de los personajes te mete directamente en la "época dickensiana" sacándote de la mezquindad de la época en que nos ha tocado vivir. Tal vez esa ambientación sea lo mejor. El argumento podría clasificarse de "metaliteratura", pues comenzando con la anodina vida marital de Charles Dickens con su pasiva e indiferente mujer, continúa con el enamoramiento de éste por la joven actriz Ellen Ternan, las reticencias de la joven por ser una simple querida del famoso autor, a la ruptura de la coyuntural pareja, todo aderezado con numerosas referencias a las principales obras del escritor.
La actriz principal, Felicity Jones, actúa con corrección sin llegar a emocionar. En realidad todos los papeles son fríos, preñados de la archiconocida flema británica elevada a la enésima potencia por referirse a la Era Victoriana. Ralph Fiennes está igualmente correcto, nada que ver con sus extraordinarios trabajos en Spider, El paciente inglés, La lista de Schindler o Cumbres borrascosas. También pasable está, aunque con su atractiva elegancia a la que estamos acostumbrados, Kristin Scott Thomas, en el papel de la madre de la protagonista, también actriz.
En realidad la película no es una de las grandes obras del séptimo arte, es, ya dije, una excelente producción desde el punto de vista de la ambientación (mérito sin duda de la BBC); tiene un elenco sin tacha pero sin gloria; y un argumento interesante pero que no engancha, pues se podría haber incursionado más en la extraordinaria sensibilidad social que Dickens desarrolló en la totalidad de sus obras y que supusieron, en mi opinión, el encumbramiento del autor en aquella época y en posteriores. He de reconocer, no obstante, mi envidia por la frecuencia y calidad con la que los cineastas de la "pérfida Albión" recuperan a sus clásicos, ya quisiéramos que se produjera lo mismo en nuestro mentado país.
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