martes, 10 de octubre de 2023

"Me vestiré de medianoche", de Terry Pratchett.

  Trigésimo octava entrega de la saga del Mundodisco, ese mundo de fantasía, parodia del nuestro. Esta novela, junto con otras en las que la protagonista principal es Tiffany Dolorido, fue catalogada, posiblemente por el propio autor incluso, como "novela para jóvenes lectores"; incluso en la contraportada se afirma: "una nueva y exuberante aventura del Mundodisco apra todas las edades". Bien, no estoy de acuerdo, al menos no plenamente. Todas las novelas de Terry Pratchett (quizás toda la literatura en general) puede leerse a varios niveles, tanto superficialmente, en cuyo caso sí es apto para jóvenes, como más en profundidad, y aquí es necesaria una mayor experiencia vital. En todo caso, Me vestiré de medianoche tiene una complejidad que no alcanzarán a comprender gentes menores de treinta años, principalmente porque el autor inglés no divide a sus personajes en "buenos y malos", sino que todos tienen una complejidad y una evolución que los hace redondos y verosímiles; además, frecuentemente los temas son duros y tratados desde una visión adulta.
 Así, Me vestiré de medianoche, puede leerse de forma superficial, como lo leería un chico de quince años, en cuyo caso el argumento es, más o menos, éste: la joven bruja Tiffany Dolorido ya ejerce como tal. Sigue viviendo en la Caliza, pero más que magia lo que hace es cuidar de todos sus habitantes, dando atención y afecto a los que más lo necesitan. Sin embargo, se está generalizando un odio sin precedentes hacia las brujas, la propia Tiffany lo acusa en su día a día. Un fantasma, el Hombre Astuto, trata de perjudicarla, de eliminarla. La joven hechicera tendrá la ayuda inestimable de los Nac Mac Feegle, esos hombrecillos azules que beben como cosacos, pelean como leones y maldicen como camioneros, pero que, en el fondo, son todo bondad. Con ellos y, sobre todo, confiando en sí misma, Tiffany podrá derrotar al Hombre Astuto y devolver la paz a la Caliza. 
 Ahora bien, leyendo entre líneas, Pratchett pone en jaque todos los prejuicios que tanto perjudican la convivencia cotidiana. El tal Hombre Astuto, se llega a decir en la novela, no es un fantasma, sino una idea vieja y manida, repetida desde la antigüedad: son las ideas preconcebidas, discriminatorias, prejuiciosas, sin fundamento alguno... aquellas ideas que mejor funcionan, que parece que no hace falta demostrar. Esos prejuicios son retratados por Pratchett en uno de los hechos más lamentables de la humanidad, los de la "caza de brujas"; tanto es así, que esa expresión ha quedado, según el Diccionario de la RAE como "persecución debida a prejuicios sociales o políticos". Desgraciadamente, en cuanto se han vivido unos pocos decenios en este atormentado mundo ya se ha visto cómo actúan estos prejuicios (salvo que se viva con los ojos cerrados, claro). Eso no lo llega a comprender plenamente un chico de quince años.
 Pero también es verdad que las editoriales buscan vender como sea, y los "jóvenes lectores" son los más atraídos siempre por la narrativa de ciencia ficción y de fantasía. Así que, ¿para qué van a explicar esto? También es un prejuicio pensar que una novela cuya carátula incluye dibujos es para chicos.

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