Trigésimo novena novela (y antepenúltima) de la serie literaria del Mundodisco; perteneciente al llamado "arco argumental" de la Guardia de la ciudad, con Samuel Vimes como protagonista principal. De nuevo, como siempre en Pratchett, el argumento, de fantasía pura, es lo de menos, los temas por el contrario son lo importante. Son alegorías sobre nuestra sociedad, tratada siempre con humor irónico para denunciar sus estupideces y sinsentidos. Así, los personajes habituales (trasgos, enanos, trolls, hombres lobos, vampiros o humanos) son en realidad personajes propios de la sociedad humana, con sus pequeñas virtudes y sus inmensos defectos. Pero, claro, también se puede leer de forma superficial, sin llegar a entender esto, con lo cual estaríamos ante narrativa de fantasía sin más. La mayor parte de los lectores se encontrarían en este caso y son los que calificarían las novelas de Pratchett como "literatura juvenil". No estoy en contra de esa lectura, cabe todo, pero se están perdiendo el divertidísimo guiño que hace el autor inglés a los lectores adultos.
El argumento de Snuff es el siguiente: el comandante de la Guardia de Ankh-Morpork, Samuel Vimes, es un adicto al trabajo. Su esposa, lady Sybill trata de alejarlo temporalmente del despacho (aunque el comandante es más de patear las calles) y llevárselo a la mansión familiar en el campo, con todos sus sirvientes y protocolos. Vimes es ajeno por origen familiar a su nueva situación social, no lleva bien eso de tener sombras que tratan de atender sus más mínimos deseos, mayordomo, chófer, limpiadoras... pero no tiene más remedio que aceptarlos. Con todo, lo que peor lleva es no ejercer de policía, algo que lleva en la sangre; así que, como sin quererlo, empieza a indagar que se cuece por esos andurriales campestres, que siempre parecen estar en calma pero ocultan grandes tragedias. En efecto, acaba por toparse con un cadáver, pero no con un asesinato (de primeras), pues el cuerpo es de un trasgo, criatura que no es considerada humana y por tanto carente de derechos. Ayudado por su mayordomo Willikins, Vimes va tirando del hilo y acaba por descubrir que los trasgos son capturados y llevados en infectos barcos a la región de Howondalandia para que trabajen como esclavos en las plantaciones de tabaco. Por otro lado, el comandante descubre que los trasgos, aun siendo seres sucios y primitivos, son capaces de tener sentimientos y crear belleza e incluso arte. El negocio del tabaco da pingües beneficios a la nobleza y burguesía locales, que son los primeros interesados en mantener a los trasgos como animales irracionales. Finalmente, Sam Vimes liberará a los trasgos esclavizados y promoverá la inclusión de esa especie entre los seres sapientes con derechos.
Con ese argumento es evidente que los temas tienen que ver con el respeto al diferente, la esclavitud, los derechos humanos universales... Es fácil ver relaciones entre los trasgos raptados y esclavizados en plantaciones de tabaco y los negros que, en siglos pasados, eran igualmente raptados en África y esclavizados en plantaciones de algodón en América; igualmente es fácil ver relaciones de las discusiones sobre si los trasgos son merecedores de respeto y derechos con las discusiones que hubo en siglos anteriores sobre si los indios americanos eran hijos de Dios y, por tanto, también merecedores de respeto y derechos.
Así, como antes decía, todo es una alegoría de la sociedad humana, con un sentido del humor muy fino que nos permite pensar y mejorar como personas mientras nos divertimos al leerlo.
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