Otro prototipo de escritor suicida: poetisa precoz,
también alternó las fases de gran creatividad (especialmente
poética) con las fases depresivas. Tras su muerte el año 41, pasó
a un ignominioso olvido del cual fue rescatada por el movimiento
feminista de los años sesenta; en efecto, ella siempre reivindicó
el papel de la mujer en todas las facetas de la sociedad, incluida la
de la creación literaria. No solo se dedicó a la poesía, también
dominó la narrativa, como muestra la azarosa vida de un cocker
spaniel llamado “Flush”. Sus intentos de suicidio se sucedieron a
lo largo de su vida hasta que a los 59 años lo consiguió, de la
forma tan poética que conocemos: se llenó de piedras los bolsillos
del abrigo y entró lentamente en el río Ouse.
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