Titulo, temporalmente, este ensayo como la novela de
Leonard Cohen, como tributo al gran genio canadiense. Trataré de
aquellos hermosos ídolos de la sociedad, dotados de una inteligencia
y sensibilidad superiores al resto; aquéllos que nos han hecho soñar
a todos, con sus novelas, poemas, ensayos, dramas... aquéllos que
nos han guiado hacia el Parnaso literario, modelos a imitar para
aquellos de entre nosotros que tratamos de hacer de la literatura
nuestra vida en uno u otro modo.
El epíteto es una cesión a la sociedad en la que
vivimos. Quizá nadie pueda ser vencido o vencedor, siendo estas
calificaciones totalmente subjetivas y variables a lo largo de la
historia de la humanidad. Considero que, según nuestro orden social,
son vencidos aquéllos que voluntariamente se “quitan del medio”,
se arrojan a lo desconocido, “hacen mutis por el foro”, es decir,
los suicidas.
Harto difícil es caracterización de alguien como
suicida, toda vez que siempre surgen dudas sobre la voluntariedad en
la llegada del óbito. Veremos como en prácticamente todos los
sujetos a estudiar, la duda sobre la muerte accidental siempre
planea, quizás como una forma de piedad ulterior, habida cuenta del
terrible descrédito que el suicidio ha tenido siempre en la sociedad
occidental.
El suicidio siempre ha sido considerado un signo de
cobardía, de falta de arrestos para enfrentar la vida y sus
problemas, pero qué pensar cuando los suicidas son nuestros ídolos,
aquéllos que han demostrado sobradamente su superioridad en todos
los ámbitos. En estos casos nos trastorna el hecho de “tomar la
tangente” en gente que ha alcanzado un nivel creativo que nosotros
nunca alcanzaremos; en cierta forma, nos hace interrogarnos qué
excusa podemos ponernos nosotros mismos para no emularlos, cuando
nuestras vidas serán considerablemente más mediocres que las suyas.
He elegido doce literatos que terminaron sus días de
forma voluntaria. No ha sido fácil, puesto que son cientos los
suicidas entre los que consagraron su vida, profesionalmente o como
aficionado, a la creación literaria. La elección viene marcada por
intereses personales así como por mayor cercanía cultural. Son los
siguientes:
- Mariano José de Larra
- John Kennedy Toole
- John William Polidori
- Emilio Salgari
- Jack London
- Cesare Pavese
- Stefan Zweig
- Sylvia Plath
- José Agustín Goytisolo
- Ernest Hemingway
- Virginia Woolf
- Primo Levi
Estos doce nombres se encuentran entre los más
laureados de los tocados por las musas literarias, y todos ellos
acabaron con su propia vida. Grandes diferencias les separan, pero
también encontraremos cercanías notables, obviamente la mayor la
forma final de su vida.
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